Qué causa la ansiedad?

ilustración representa a una persona pensando en qué causa la ansiedad en un entorno de oficina.

La ansiedad es una emoción normal y adaptativa que nos ayuda a enfrentar situaciones peligrosas, inciertas o estresantes. Sin embargo, cuando la ansiedad se vuelve excesiva, frecuente, intensa o irracional, puede interferir con nuestro bienestar y calidad de vida. En ese caso, estamos hablando de un trastorno de ansiedad, que se caracteriza por síntomas físicos, cognitivos, conductuales y emocionales que nos generan malestar y dificultan nuestro funcionamiento diario.

Los trastornos de ansiedad son muy comunes y afectan a alrededor del 18% de los adultos en algún momento de su vida. Existen diferentes tipos de trastornos de ansiedad, como el trastorno de ansiedad generalizada, el trastorno de pánico, las fobias específicas, el trastorno de ansiedad social, el trastorno obsesivo-compulsivo o el trastorno por estrés postraumático, entre otros. Cada uno tiene sus propias características y criterios diagnósticos, pero todos comparten la presencia de una ansiedad desproporcionada y persistente ante determinados estímulos, situaciones o pensamientos.

Pero, ¿qué es lo que realmente causa la ansiedad? ¿Por qué algunas personas desarrollan un trastorno de ansiedad y otras no? ¿Qué factores influyen en la aparición y el mantenimiento de la ansiedad? Estas son algunas de las preguntas que intentaremos responder en este artículo.

Causas de la ansiedad:

La ansiedad es el resultado de la interacción de múltiples factores, que pueden ser de naturaleza biológica, psicológica, social o ambiental. No existe una única causa de la ansiedad, sino que cada persona tiene su propia historia, sus propias vulnerabilidades y sus propios recursos para afrontarla. Por eso, la ansiedad es un fenómeno complejo y personalizado, que requiere una evaluación y un tratamiento individualizados.

A continuación, veremos algunos de los factores que pueden contribuir a la aparición y el mantenimiento de la ansiedad:

Factores biológicos

Los factores biológicos se refieren a las características genéticas, fisiológicas y neurológicas que pueden predisponer a una persona a desarrollar un trastorno de ansiedad. Algunos de estos factores son:

  • La herencia genética: Se ha estimado que el componente genético explica entre el 30% y el 40% de la varianza de la ansiedad. Esto significa que algunas personas pueden tener una mayor tendencia a experimentar ansiedad por cuestiones de su ADN. Sin embargo, esto no implica que la ansiedad sea inevitable, sino que depende de la interacción con otros factores ambientales y personales.

  • El desequilibrio neuroquímico: La ansiedad está relacionada con el funcionamiento de ciertos neurotransmisores, como la serotonina, la dopamina, el ácido gamma-aminobutírico (GABA) o la noradrenalina, que regulan el estado de ánimo, la activación, el sueño, el apetito y la respuesta al estrés. Cuando estos neurotransmisores se alteran, pueden provocar síntomas de ansiedad. Por eso, algunos medicamentos que actúan sobre estos neurotransmisores pueden ser efectivos para tratar la ansiedad.

  • La activación del sistema nervioso autónomo: El sistema nervioso autónomo es el encargado de regular las funciones involuntarias del organismo, como la respiración, el ritmo cardíaco, la presión arterial o la sudoración. Cuando nos enfrentamos a una situación de amenaza, el sistema nervioso autónomo se activa para prepararnos para la acción, ya sea para luchar o para huir. Esta activación se conoce como respuesta de estrés o de ansiedad, y se manifiesta con síntomas físicos como taquicardia, hiperventilación, temblores, tensión muscular o náuseas. En las personas con trastornos de ansiedad, esta respuesta se produce de forma exagerada o inadecuada, lo que genera malestar y miedo.

Factores psicológicos

Los factores psicológicos se refieren a las características cognitivas, emocionales y conductuales que pueden influir en la ansiedad. Algunos de estos factores son:

  • Las creencias irracionales: Las creencias irracionales son pensamientos distorsionados o falsos que nos hacen interpretar la realidad de forma negativa o catastrófica. Por ejemplo, pensar que algo malo va a pasar, que no somos capaces de afrontar una situación, que los demás nos van a juzgar o rechazar, que no tenemos control sobre nuestra vida, etc. Estas creencias nos generan ansiedad y nos impiden actuar de forma racional y adaptativa.

  • La baja autoestima: La autoestima es el valor que nos damos a nosotros mismos como personas, basado en nuestra autoimagen, nuestras capacidades, nuestros logros y nuestras relaciones. Cuando tenemos una baja autoestima, nos sentimos inseguros, inferiores, culpables o indignos. Esto nos hace más vulnerables a la ansiedad, ya que nos hace dudar de nosotros mismos y de nuestra capacidad para enfrentarnos a los retos de la vida.

  • La falta de habilidades de afrontamiento: Las habilidades de afrontamiento son las estrategias que utilizamos para manejar las situaciones difíciles o estresantes. Estas habilidades pueden ser de tipo cognitivo, como el pensamiento positivo, la reestructuración cognitiva o la resolución de problemas; o de tipo conductual, como la relajación, la respiración diafragmática, la exposición gradual o la asertividad. Cuando carecemos de estas habilidades, nos sentimos más ansiosos y desbordados por las circunstancias, y tendemos a evitarlas o a recurrir a conductas poco saludables, como el consumo de alcohol, drogas, tabaco o comida.

Factores sociales y ambientales

Los factores sociales y ambientales se refieren a las condiciones externas que pueden afectar a nuestra ansiedad. Algunos de estos factores son:

  • El estrés: El estrés es la respuesta del organismo ante una situación que percibe como amenazante o desafiante. El estrés puede ser positivo, cuando nos motiva y nos ayuda a adaptarnos, o negativo, cuando nos supera y nos desgasta. El estrés crónico, prolongado o intenso puede ser un factor desencadenante o mantenedor de la ansiedad, ya que altera nuestro equilibrio físico y mental y nos hace más sensibles a los estímulos ansiógenos.

  • Los acontecimientos vitales: Los acontecimientos vitales son sucesos que ocurren en nuestra vida y que suponen un cambio significativo o una pérdida. Algunos ejemplos son la muerte de un ser querido, una enfermedad, un divorcio, un despido, una mudanza, etc. Estos acontecimientos pueden generar ansiedad, sobre todo si son inesperados, negativos o difíciles de afrontar. La ansiedad puede ser una reacción normal y transitoria, o puede convertirse en un problema si se prolonga o se intensifica.

  • El apoyo social: El apoyo social es el conjunto de recursos que nos ofrecen las personas con las que nos relacionamos, como la familia, los amigos, los compañeros, etc. Estos recursos pueden ser de tipo emocional, como el afecto, la comprensión o la escucha; de tipo material, como el dinero, la comida o el alojamiento; o de tipo informativo, como el consejo, la orientación o la retroalimentación. El apoyo social puede ser un factor protector o un factor de riesgo para la ansiedad, dependiendo de su cantidad, calidad y adecuación. Un apoyo social suficiente, positivo y apropiado puede ayudarnos a reducir el estrés, a aumentar la autoestima y a mejorar el afrontamiento. Un apoyo social escaso, negativo o inadecuado puede aumentar el estrés, disminuir la autoestima y dificultar el afrontamiento.

Conclusión:

La ansiedad es una emoción compleja que puede surgir por una combinación de factores biológicos, psicológicos, sociales y ambientales. No existe una única causa de la ansiedad, sino que cada persona tiene su propia historia y vulnerabilidades. Comprender los factores que contribuyen a la ansiedad es crucial para poder desarrollar estrategias eficaces de prevención y tratamiento. Aunque algunos factores, como los genéticos o los trastornos neurológicos, pueden ser más difíciles de controlar, es importante enfocarse en los aspectos que sí podemos modificar, como las creencias irracionales, la baja autoestima, las habilidades de afrontamiento, el manejo del estrés y la búsqueda de apoyo social. Cada persona es única y requiere un enfoque personalizado para prevenir y manejar la ansiedad de manera efectiva.

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